29 mayo, 2012

ESPINAR: Cuando los conflictos sociales se parecen a un partido de fútbol



El partido de fútbol empezó hace 20 minutos. Es el partido número de 15 de un largo e interminable play-off. Y es un belicoso encuentro que se traduce en intensos choques entre los jugadores. Y la tribuna está caldeada. Curiosamente hemos sido elegidos como el capitán o quizá el entrenador de uno de los equipos y nuestra tarea principal no es necesariamente ganar el partido, sino más bien hacer un buen espectáculo para el público del estadio, promover que se juegue respetando las reglas y fundamentalmente evitar que los jugadores peleen entre ellos y que el partido acabe en una bronca descomunal.

Gestionar la solución ─o el apaciguamiento─ de un conflicto socioambiental, a veces puede parecerse a ingresar justo a la mitad de un partido de fútbol y en medio de un campeonato que ya comenzó hace meses. Tenemos que adaptarnos lo más rápido posible a la situación. Las autoridades quizá no son las que han encendido la mecha del conflicto, pero sus decisiones son tan trascendentales que pueden atenuar o, lo que es peor, agravar el conflicto. En este último caso es como si a mitad del partido decidieras sacar al goleador, al Messi del equipo sin ninguna razón. Obviamente la enfurecida hinchada en el estadio mentaría a todos tus ancestros.

Por eso se necesitan decisiones inteligentes de parte de las autoridades estatales para gestionar el actual conflicto entre la población organizada de la provincia cusqueña de Espinar y la empresa minera cuprífera Xtrata Tintaya. La reciente protesta de la población es solo la culminación de una tensión política y social que se arrastra desde hace varias décadas. Los pobladores de Espinar están pidiendo que Xstrata Tintaya incremente el aporte económico que entrega a la provincia: de 3 a 30 por ciento de sus utilidades. La población también denuncia que la empresa minera estaría contaminando los ríos Salado y Cañipía y por ello exigen que se realice un adecuado estudio de impacto ambiental en la zona. ¿Cómo manejar un conflicto de estas características si entras a la mitad del partido?

Obviamente se pueden cambiar a jugadores lesionados por otros más frescos, pero no puedes llamar a nuevos jugadores porque tienes que jugar con la alineación que ya tienes. Puedes cambiar de sistema táctico y de estrategias, pero ya no puedes cambiar de estadio, ni de público, ni tampoco el marcador si es que vas perdiendo. En próximos partidos tendrás más campo de acción pero ahora tienes que jugar bajo las condiciones en la que has entrado al partido y tomar las decisiones más inteligentes para que el encuentro deportivo no degenere en una bacanal de hooligans.

El gobierno va a cumplir 10 meses en el poder, un tiempo suficiente para analizar la crítica situación que se iba generando en Espinar y tomar decisiones para voltear el partido a su favor. Sin embargo algunas de las primeras decisiones del gobierno central no han sido las más inteligentes. La violenta represión policial en contra de cientos de comuneros provocó al menos once campesinos gravemente heridos, azuzando aún más el encono de las organizaciones sociales de la zona.

Y en lugar de calmar los ánimos y fomentar un espacio de diálogo, algunos funcionarios de gobierno ─especialmente de la Oficina de Gestión de Conflictos Sociales de la PCM─ salen a declarar que las protestas de Espinar están siendo dirigidas por “grupos radicales intransigentes” que generan actos de violencia. Es decir, el actual gobierno sigue usando el mismo argumento que siempre han usado los demás gobiernos: minimizar las causas de la protestas e insinuar que la población se está dejando manipular por esos grupos radicales. ¿Cómo crear un espacio de diálogo con esas desatinadas declaraciones? Es una pésima estrategia política que, como funcionario, esas sean tus principales declaraciones si es que tu objetivo es gestionar un conflicto. Pésima. Es como si fueras jugador e insultaras e hicieras señas ofensivas a tu propia hinchada en el estadio. Después no te preguntes porque te silban o te tiran botellas.

Lamentablemente, el conflicto en Espinar está agravándose cada día que pasa. Incluso algunos pobladores pretendieron tomar las instalaciones de la empresa minera. Esta situación tan encendida impediría la instalación, a corto plazo, de una comisión de alto nivel para resolver las protestas de los pobladores. Si el partido está así, la primera responsabilidad del Estado en estos momentos es la de calmar los ánimos. Militarizar o la zona o enviar un gran contingente de policías para atemorizar a la población es un paliativo de corto plazo con resultados que no se pueden prever.

Más allá de eso, si el conflicto en Espinar se veía venir, ¿por qué tenemos que presenciar nuevamente que la gestión de un conflicto se parece más a la intervención de un bombero llegando al incendio? Los funcionarios gubernamentales afirman que no han llegado tarde al diálogo con las organizaciones de Espinar, sin embargo las recientes protestas evidencian que si hubo diálogo este fracasó y que el gobierno ha sido incapaz de evitar el desborde de la situación.

Las actuales autoridades ya llevan varios minutos en la cancha, en medio de un partido de fútbol que a veces se torna en violento. Pero lo que nuestras autoridades deben comprender claramente es que en ese partido ellos no van a asumir el papel de árbitro en el enfrentamiento entre la población organizada y las corporaciones mineras. Estas últimas están demasiado acostumbradas a que el Estado defienda de manera prioritaria sus intereses corporativos. Muchas veces en desmedro de la propia población. El gobierno no tiene porque asumir un papel imparcial o de mediador. Su papel más bien debe ser lo más parcializado posible: ponerse la cinta de capitán y asumir la responsabilidad de defender los intereses del Estado, de todas las peruanas y peruanos. Y entre ellos, los cusqueños de las alturas de Espinar.


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