30 octubre, 2007

¿Campo fértil para la sindicalización agraria?

El TLC con EE.UU. podría traer vientos de cambio en el olvidado sector laboral agrario. Sin embargo, parece que en las empresas agroexportadoras persiste una actitud antisindical.

«Con el TLC, la libre sindicalización se ejercerá con plenitud y se crearán más sindicatos», anunciaba el premier Jorge del Castillo. Sustentaba su argumentación en la adenda sobre temas laborales que, gracias a la presión del Partido Demócrata y los sindicatos norteamericanos, se incorporó al finalizar la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Perú y EE.UU. Fue una adenda propuesta ante el temor que generaba una eventual pérdida de puestos de trabajo en EE.UU., producto de la eventual migración de la industria estadounidense hacia el Perú, por los bajos salarios.

Actuando conforme al compromiso asumido, el Ejecutivo inició las primeras modificaciones a la legislación laboral, y buena parte del empresariado peruano puso el grito en el cielo ante lo que consideraron un «atropello» del statu quo imperante. Frente a esta coyuntura y tomando en cuenta la formación de grandes empresas agroexportadoras en la costa peruana, el proceso de sindicalización en el sector agrario recobra importancia como mecanismo fundamental para buscar puntos de encuentro entre trabajador y empleador.

Pero las condiciones actuales de sindicalización no son precisamente buenas. «Hasta hace cuatro meses, no existía ningún sindicato en la agroindustria», afirma la socióloga Karim Flores, de la Asociación Aurora Vivar, señalando que en las empresas agroexportadoras predomina una actitud antisindical que reprime todo intento de organización, situación agravada porque el Estado no cumple con su rol protector y fiscalizador. Flores precisa que, al 2005, solo el 1.68% de la actividad agropecuaria estaba sindicalizada.

Sin embargo, en los últimos meses se ha percibido un esfuerzo tenaz por parte de los trabajadores del campo para formar sus propios sindicatos. Hay frutos. En Camposol, por ejemplo, tras una serie de movilizaciones y un paro de tres días, se logró formar un sindicato que finalmente fue reconocido por la empresa. Este movimiento se ha expandido a otras empresas de La Libertad, y hoy ya se han formado sindicatos en las empresas Ecus S.A.C., Sociedad Agrícola Virú y Talsa.

En Ica, la semilla de la sindicalización también ha germinado en las empresas Coexa y Agrokasa. «Es el único mecanismo que tenemos para defender nuestros derechos», manifiesta Fidencio Gutiérrez, secretario general del flamante sindicato de trabajadores de la empresa agroindustrial Agrokasa. De acuerdo con Eduardo Villalobos, jefe de Administración de Recursos Humanos de esa empresa, los trabajadores son libres de organizarse. Días atrás, empresa y trabajadores firmaron un convenio colectivo que Villalobos cita como ejemplo del respeto que tienen por la ley. Según el dirigente Gutiérrez, este convenio fue producto de la creación del sindicato, que, tras dos meses de negociación, logró beneficios como el incremento de S/.2 en el jornal básico.

Si bien estos son algunos avances, surgen otras preguntas, más generales, y que van más allá del sector agrario: ¿están dadas las condiciones laborales para un TLC en nuestro país? Para Karim Flores, la respuesta es no. «Si actualmente, con el ATPDEA, se han vulnerado los derechos del trabajador, con el TLC el problema se agravaría», sostiene. «A diferencia de otros países, el Perú no tiene una Ley General de Trabajo que contribuya a regular las relaciones laborales». Tan grave laguna legal debería ser subsanada por el Estado, con la celeridad del caso. Y para que el proceso tome cuerpo es importante que el empresariado cobre conciencia de lo vital que es el binomio trabajador-empresario, lo que pasa por el respeto de los derechos laborales.

(Publicado en "La Revista Agraria", Nº88, octubre 2007)

http://www.cepes.org.pe/revista/r-agra88/LRA88-13.pdf