05 agosto, 2013

¿Dónde están los pueblos indígenas en el discurso presidencial de Ollanta Humala?

Una simple búsqueda con Ctrl. F a lo largo del reciente mensaje presidencial de Ollanta Humala nos revela que en ningún momento, de las 22 páginas de su discurso, menciona la palabra indígena. Ni una sola vez. Manan. Es decir, una invisibilización o marginación llevada a su máxima expresión porque ya no es solamente simbólica sino literal y palpable. Grave problema si tomamos en cuenta las estadísticas que nos dicen que existen, por lo menos, 57 lenguas diferentes entre las andinas y las amazónicas que son habladas por una población de más de cuatro millones de peruanas y peruanos.

Pero más grave aún, es que esta invisibilización llama la atención por la actual coyuntura nacional donde existen conflictos y problemas pendientes que tienen mucho que ver con las poblaciones indígenas de nuestro país. Muchos de estos conflictos, incluso, han provocado algunas crisis sociales y políticas en el pasado, de este y otros gobiernos, por lo cual, la invisibilización de un importante sector significa que las autoridades no han aprendido de las lecciones pasadas y pareciera que prefieren esconder estos problemas detrás de la cortina o debajo de la alfombra, bajo el mantra de “no existen, no existen, no existen”.

Hay una brevísima mención en el discurso acerca del primer proceso de consulta previa que está realizando el gobierno sobre el establecimiento del Área de Conservación Regional –Maijuna, en Loreto. “Ha sido un proceso serio y respetuoso donde una vez más hemos comprobado que los peruanos podemos avanzar equilibradamente en el aprovechamiento racional de nuestros recursos naturales”, señalaba Humala en medio de los aplausos de la portátil oficialista. Pero, incluso, en este caso que no es tan complicado, se ha producido la marginación de las comunidades kichwas, lo cual deslegitima en cierta manera a este primer proceso de consulta previa.

Si bien el caso de los Maijuna es importante, no deja de ser periférico si lo comparamos con otros conflictos con pueblos indígenas donde están en juego problemas estructurales relacionados a las políticas de extractivismo, el ordenamiento territorial, la gestión de recursos naturales, o la misma visión de desarrollo que queremos para nuestro país. El símbolo de todo esto se palpa en el caso de la comunidad campesina San Juan de Cañaris, donde quedó evidente las reticencias del gobierno central de querer declarar a dicha comunidad como pueblo indígena. A dos años de publicada la Ley de Consulta Previa, la gran deuda pendiente del gobierno de Humala es la publicación de la esperada Base de Datos de pueblos indígenas.

Algunos de los defensores y escuderos del actual gobierno manifiestan que el mensaje presidencial de 28 de julio no era el espacio propicio para que el gobierno central tratara o informara sobre la situación de los pueblos indígenas. Pero Humala tampoco lo hace en otros momentos y sigue aplicando, de manera inercial, la política del bombero: apagar incendios en el último minuto en lugar de prevenirlos. Todo ello a pesar que, en las últimas semanas, se han agudizado diversos casos que amenazan con vulnerar los derechos de las poblaciones indígenas de nuestro país.

El reciente tiene que ver con el espinoso caso, por decir lo menos, relacionado al Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la empresa argentina Pluspetrol para buscar la ampliación de las actividades de exploración y explotación del conocido Lote 88, en la región amazónica de Loreto. Antes de su renuncia, el viceministro de Interculturalidad, Paulo Vilca Arpasi, emitió, el 12 de julio, una resolución con una serie de observaciones donde señala que el EIA “carece de criterios técnicos para establecer el impacto real que tendrá el proyecto sobre la vida y salud” de las poblaciones indígenas afectadas. Sin embargo, horas después y de manera inexplicable, la resolución viceministerial fue retirada del portal web del Ministerio de Cultura.

La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), ha llamado la atención sobre este caso y asevera que la aprobación del EIA del Lote 88, “implicaría una clara desprotección a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial” de la Reserva Territorial Kugapakori, Nahua, Nanti.

La reciente designación de la ministra de Cultura, Diana Álvarez Calderón, no ha generado muchas expectativas entre los dirigentes indígenas, los especialistas o incluso en el mismo ministerio en mención, acerca de que la actual situación vaya a cambiar radicalmente. La futura y próxima designación de un nuevo viceministro de Interculturalidad nos podría dar más luces acerca de la tendencia que elegirá el gobierno humalista: otorgar cierto campo de acción y poder político al viceministerio para proteger los derechos indígenas, o que dicha entidad adopte una línea de genuflexión frente a las presiones del Ministerio de Energía y Minas.





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