24 septiembre, 2012

El alza de precio de alimentos agudiza aún más la pobreza


Cual si fuera un cuco al que debemos tener miedo, desde los últimos años varios analistas vienen pronosticando la agudización de una fuerte crisis económica en el mundo, que para muchos empezó en el 2008 cuando estalló la ya famosa burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Al parecer este “cuco” que se pronostica no tiene nada de fantasía y se está materializando ya que en los últimos meses la crisis ha recrudecido en Europa, en países como Grecia y España, y amenaza con arribar a costas peruanas. Si la crisis llega a tener un impacto fuerte en el Perú ¿a quiénes afectará más?


Esa es la pregunta que le hice al economista Enrique Vásquez Huamán, investigador de la Universidad del Pacífico (1), que ha publicado el estudio “El Perú de los pobres no visibles para el Estado”. La respuesta no es tan difícil de adivinar. En el Perú las personas más pobres tienen una canasta fundamentalmente alimentaria. Según el INEI, una persona es pobre si tiene una capacidad de gasto mensual por debajo de 272 soles, y según las investigaciones del economista Enrique Vásquez, las personas pobres destinan más del 72% de sus ingresos a alimentos. La reciente alza de precios de alimentos en el mundo ─originada por los estragos de una sequía en Estados Unidos y por la menor oferta de trigo de Rusia─, sin duda alguna ya está agudizando aún más la pobreza de millones de familias peruanas que tendrán dificultades para abastecer su canasta alimentaria.

A pesar de la crisis mundial de los precios de los alimentos, las autoridades de gobierno han salido a asegurar que el Perú no sufrirá un fuerte impacto de esta alza de los precios de la soya, el maíz y el trigo. Sin embargo, una reciente encuesta de Datum (2) desbarata este ingenuo anhelo de las autoridades, ya que el 81% de los peruanos ya está percibiendo un encarecimiento en el valor de los productos de panllevar. Ya sea por el alza de los precios mundiales, por el mal clima que también se está presentando en Perú o por la especulación de los comerciantes locales, lo cierto del caso es que 81% de peruanos tienen la sensación de que los precios están subiendo y que los está afectando.

Y la principal evidencia es que ya se está registrando un leve incremento en la inflación. El Banco Central de Reserva (BCR) anunció que la inflación de septiembre seguirá afectada por los precios del limón y la cebolla. (3) Y por supuesto la palabra “inflación” ─especialmente para los peruanos que sufrimos el primer alanismo─ nos trae un deja vu de terroríficos recuerdos sobre la inflación galopante que vivimos durante esos años.

¿Qué medidas concretas está tomando el gobierno de Humala para enfrentar la crisis mundial de precios de alimentos? ¿Continuará negando que el Perú será afectado por la crisis y seguirá con poca voluntad política sobre el tema? Mientras las autoridades peruanas se mueven como tortugas para decidir si toman acciones o no, los representantes del Grupo de los 20 ya están debatiendo sobre la necesidad de adoptar acciones colectivas ante esta crisis. (4) Es decir, las grandes potencias están preocupadas por el tema y piensan tomar acciones mientras que acá recién compraremos los extinguidores cuando la casa esté incendiándose.

El gobierno peruano ya no puede seguir pensando que somos invulnerables o que tenemos una gran muralla frente a la crisis, porque esta ya llegó, y no solamente está afectando a los consumidores sino también a los productores. Por ejemplo, los ganaderos lecheros han revelado que entre junio y agosto han tenido pérdidas por más de 90 millones de soles debido a que aumentó en 20% los costos de producción de la leche, debido al alza de precios del maíz, trigo y soya, que se usan para alimentar a las las vacas. (5)

Sin embargo este aumento del costo de producción no ha significado un aumento del precio del producto, ya que empresas industriales oligopsónicas (6) como Gloria no quieren pagarles más a los ganaderos, que finalmente son los que asumen las pérdidas. Para los economistas neoliberales estas son las “aceptables” consecuencias de la vieja ley de la oferta y la demanda, intentando ocultar las distorsiones del mercado lácteo, porque aún persisten las posiciones de dominio de la industria empresarial. Y eso es inaceptable. Pero ni Indecopi ni las autoridades hacen algo para cambiar esta situación.

Todos estos problemas afectarán ─o ya están afectando─ la seguridad alimentaria de las familias peruanas, principalmente porque nuestro país continua dependiendo fuertemente del mercado internacional de alimentos, y estamos sujetos a sus vaivenes de precios y bipolaridades climáticas. ¿Está funcionando la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria 2004-2015 que se creó hace 8 años? ¿O sigue siendo un documento que se está empolvando en los cajones de algún escritorio gubernamental? (7) La alta tasa de desnutrición crónica infantil que se registra en el Perú evidencia que esta Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria no se está aplicando y que el Estado sigue perdiendo la batalla contra la desnutrición y el hambre en el país.

Cuando este fin de semana vaya al mercadillo de su barrio o a algún supermercado saque su cuenta y compare cuantos soles más está pagando por los alimentos que está comprando. Seguramente para usted no será una cifra tan fuerte a pagar, sin embargo pregúntese cuanto significará esa cifra para aquellas familias peruanas que ganan menos de 272 soles al mes. 

Notas 










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