31 julio, 2012

Identidades indígenas: redefiniciones políticas y culturales


¿Cuál es el proceso largo y dinámico que han atravesado los pueblos indígenas en la búsqueda y redefinición de sus identidades? Ahora que estamos a punto de aplicar la Ley de Consulta a los pueblos indígenas, se empieza a reflexionar sobre quiénes deben ser contemplados por esta ley. Es decir, se empieza a discutir quiénes son indígenas y quiénes no. Sobre estos temas, entrevistamos a la antropóloga Margarita Benavides, experta en la vida y cultura de las comunidades nativas amazónicas.
Entrevista de Ricardo Marapi, periodista del CEPES
El término “indígena”, semánticamente hablando, y también en el imaginario, es una creación artificial…
Claro. Por ejemplo cuando yo comencé en los años 70’ s, a trabajar como antropóloga con comunidades de la selva, en ese tiempo no se utilizaba mucho el término pueblo indígena. Se hablaba de indígenas pero muy esporádicamente. Más bien se hablaba de grupos étnicos, e incluso ellos mismo se llamaban asháninkas, nomatsiguengas, shipibos, etc., pero no había ese término ‘indígena’ como existe hoy en día. Luego con la creación de AIDESEP en los 80’s, de nuevas federaciones, con el convenio 169, con la participación y contactos con organizaciones de otros países comienza a expandirse este término de ‘pueblo indígena’ y de ‘indígena’, con lo cual se construye una identidad, que va comenzando a encontrar elementos comunes entre los diferentes grupos étnicos. ¿Qué es lo que los une? Una historia común y una ubicación similar dentro de la sociedad y frente al Estado. Y entonces comienza todo el tema de los derechos indígenas: al territorio, a la identidad, a la autodeterminación, a la lengua, a la participación frente a las decisiones del Estado, etc. Entonces aparece esa identidad indígena, que es un término más político a mi modo de ver. El convenio 169 no se crea porque los presidentes de los diferentes gobiernos quisieron crear esta ley porque eran buena gente. Se crea por la lucha de organizaciones indígenas en las Naciones Unidas.
Entonces, aparte de esta motivación por lograr el reconocimiento de derechos, el revalorar el término indígena ha sido también una cuestión de estrategia política.
Claro, pero no es que se quiera crear una identidad indígena que está en el aire porque ‘yo quiero ser indígena’ o una cosa así. Está relacionado a la sobrevivencia de los pueblos. Es el derecho al territorio, que es la base de todo. Toda su cultura, toda su vivencia está enraizada en ese hábitat. Toda su cosmovisión está arraigada en ese hábitat. Por eso es que para ellos es tan importante defender el territorio, no como un mero instrumento de subsistencia, sino también como parte de una identidad muy arraigada en la geografía. Entonces, es la defensa del territorio, es la defensa de la lengua. Por ejemplo el Estado ya reconoce la educación bilingüe intercultural, se habla de la cultura indígena, de los derechos indígenas. Hace 50 años no pasaba eso y ellos mismos van reivindicando una identidad indígena, en términos políticos, organizacionales, y de defensa de derechos.
¿La aparición del convenio 169 y de las tendencias de revalorar los derechos de los pueblos indígenas, han influenciado a una redefinición de sus identidades?
Todo lo que digo es pensando en la Amazonía, porque la Sierra es una  historia diferente. Por ejemplo en la Amazonía no hay el término de campesino ni el de indio. Ellos no eran indios, no asimilaron ese término tan colonialista que era ‘indio’. Ellos eran asháninkas, nomatsiguengas, etc. Tienen un espíritu mucho más libre en ese sentido. Si bien han pasado la época del caucho y etapas de esclavización, no han tenido el sometimiento que hubo en la Sierra. Más bien han pasado de sentirse grupos familiares, compartiendo  una  identidad e idioma con otros grupos familiares, a sentirse pueblos con una misma identidad y más recientemente a asumir  la identidad como indígenas.
¿Cómo se dio este proceso de redefinición de identidades? Porque, hasta hace unos años, incluso dichos pueblos tampoco se consideraban como indígenas…
La identidad como pueblos indígenas se va asumiendo a nivel de dirigencias a partir de los 70´s,  y a nivel mas extendido en los pueblos creo que es desde hace unos 15 años, y toma mucha más fuerza con las protestas del 2008 y 2009, donde se pide la consulta a los proyectos de industrias extractivas en territorios indígenas y a los decretos legislativos que habían sido dados en el gobierno de Alan García. Es más, se nota en el discurso de los dirigentes que conocen el convenio 169, y también algunos funcionarios de gobiernos empiezan a usar el término ‘pueblos indígenas’. Yo diría que con el convenio 169 se ha reforzado esta identidad en los últimos  años, y evidentemente ha ayudado muchísimo a que los indígenas amazónicos  tengan mayor claridad sobre cuáles son sus derechos. Es decir, que tienen unos instrumentos internacionales con valor constitucional en los cuales ellos se pueden amparar. Ellos tienen un instrumento muy importante para sentirse mucho más respaldados en la lucha por sus derechos.
Esta exigencia de derechos y la estrategia política de apelar a la identidad indígena ¿también se está plasmando en otros aspectos de sus vidas, en lo cultural y en la reafirmación de ciertas costumbres?
Es al revés, la identidad indígena es una forma de unir a diferentes grupos étnicos en la lucha por sus derechos. No cambia su cultura, sino que toma elementos comunes de éstas para reivindicarlas frente a los Estados exigiéndolas que se reconozcan a través de derechos a la cultura, al idioma a la autodeterminación. Es bien interesante eso y es bien complejo.  Por ejemplo, la identidad indígena es muy fuerte cuando ellos tienen que juntarse entre diferentes grupos étnicos o pueblos, para enfrentar cierta situación que está amenazando sus derechos. Pero ellos tienen bien  claro el pueblo al que pertenecen: ashaninkas, nomatsiguengas, shipibos, awajun, etc. Porque hay variaciones entre ellos, entre un huitoto y un bora por ejemplo, no solamente de lengua, sino que ellos se diferencian entre sí por variaciones culturales y por identidad. Entonces, la identidad étnica es muy fuerte pero en ciertos contextos donde hay que luchar por sus derechos, es donde aparece la identidad indígena como una cuestión más política de defensa de sus territorios y de sus identidades como pueblos. Lo que se rescata es lo común que tienen estos pueblos: culturas e idiomas específicos y la necesidad de un territorio que es el hábitat donde se recrea su vida física y espiritual.
De lo contrario existiría un riesgo de esencialización de los indígenas, porque no todos son iguales, y más bien hay una gran diversidad de pueblos y etnias…
Hay una variación, por supuesto, entre los pueblos. Usar el término indígena no conduce a una esencialización u homogenización. Es un instrumento de los pueblos para reivindicar justamente la diversidad. Esto no quiere decir que no haya elementos comunes entre los pueblos como por ejemplo el ideal y la práctica del Buen Vivir.  En las organizaciones indígenas y los movimientos sociales, especialmente andinos, está cada vez más en boga el Buen Vivir como un paradigma que propone un sistema de vida acorde con la naturaleza. Yo pensaba que era algo más elaborado por ideólogos aimaras o quechuas en Ecuador y Bolivia, y que acá en Perú estaba solo a nivel de dirigentes. Pero mi gran sorpresa fue que muchos jóvenes indígenas también tienen el concepto del Buen Vivir como una herencia ancestral, aunque no necesariamente bajo ese término. Entonces el Buen Vivir alude a la convivencia en armonía entre las personas y con la naturaleza. Hay varios antropólogos que han estudiado cómo el Buen Vivir está presente en diferentes pueblos, con variaciones culturales por supuesto, pero esa práctica de la búsqueda de la convivencia armónica con los miembros del grupo y con los seres de la naturaleza está presente en todos.
En medio de este proceso de globalización ¿Cuál es la tensión entre esta cosmovisión del Buen Vivir y la ideología capitalista o de mercado?
Sí, hay una tensión. Muchos indígenas critican que en el capitalismo todo es dinero, ambición, codicia. No es que rechacen el dinero, pero sí critican que todo está centrado en la economía, mientras que el mundo del Buen Vivir es un mundo mucho mas holístico, que incluye aspectos como la alimentación, la salud, el convivir con los otros, la espiritualidad.  No te voy a decir que no hay conflictos y otros problemas, pero el ideal de vida se trasluce en la práctica cotidiana. Ahora, ellos cuestionan el actual desarrollo y si en verdad debe llamársele así, porque  el medio ambiente  se destruye y la armonía en su vida social también. Por ejemplo he leído recientemente un libro que habla del alto índice de  suicidios entre adolescentes indígenas. La adolescencia, como es una etapa de transición difícil en la vida de los jóvenes de hoy en día, tiene altos índices de suicidios comparado a personas de otras edades. Pero dentro de Latinoamérica, las zonas indígenas tienen los índices más altos de suicidios de adolescentes que a nivel nacional. Según este libro los adolescentes indígenas de los estudios de caso que examina están con un pie en el mundo tradicional de su pueblo y otro pie en el mundo moderno que viene más que nada con la educación y los medios de comunicación creando mucha ansiedad en los jóvenes que deben elegir  entre  los patrones sociales que se deben seguir para ser un buen hombre y una buena mujer, que tiene mucho que ver con lo del Buen Vivir o ser un joven “moderno”. Por ejemplo, ancestralmente la mujer tiene un rol en la chacra, en el cultivo de la yuca y toda una diversidad de plantas, lo cual implica una serie de conocimientos heredados de sus madres y abuelas; el del hombre es ser proveedor de la caza y otros productos del bosque, lo cual también requiere una serie de conocimientos heredados,  aunque también interviene en ciertas fases de la horticultura. Sin embargo, con la “modernidad” se presentan innumerables cambios. Por ejemplo, las chicas y chicos están en el colegio y todo ese patrón del modelo de vida que llevan sus padres, comienza a ser desvalorizado desde la escuela y los centros urbanos.  Entonces comienzan a tener problemas graves de identidad.
¿Qué papel cumplen las instituciones y las organizaciones de la sociedad en la construcción de esta identidad étnica y cultural?
En general, la escuela ha cumplido un papel muy dañino, porque por lo general ha venido desvalorizando la cultura de los pueblos en su afán homogeneizador. A veces los profesores no son bilingües; son profesores mestizos que desvalorizan la cultura y el idioma. Entonces los jóvenes van creciendo y desvalorizan a sus padres. Eso puede pasar también en la ciudad, donde la generación joven dice: “¡Ay mis papás son unos anticuados!”. Pero en los pueblos indígenas es peor porque es: “Esa cultura que tienen mis padres no la quiero. Todo eso de ahí es atrasado. Yo quiero ser como el que está en la ciudad”. Por supuesto que también hay otra tendencia entre los jóvenes que están recreando su identidad y cultura formándose como profesores bilingües o como pintores. Hoy en día hay un boom de pintores indígenas amazónicos que reivindican los conocimientos ancestrales. Muchos jóvenes después de su experiencia en la ciudad deciden regresar a sus comunidades pues se sienten más gusto en ellas.
Pero es una tensión que va a seguir produciéndose, porque los jóvenes indígenas van seguir relacionándose con zonas urbanas, culturalmente distintas…
Claro, sí, pero a mí me parece que esto tiene que cambiar y los movimientos sociales indígenas apuntan a ello. Tienen que haber cambios en las ciudades y en las zonas rurales, en general en toda la sociedad. Hay cierto tipo de instituciones que no están funcionando y, en las comunidades, la entrada de la escuela y del ‘desarrollo’, quiebra también ciertos estatus, vínculos familiares, o ciertas contenciones que todo adolescente necesita. Entonces comienza a producirse una crisis al punto de los suicidios. El índice alto de suicidios es bien alarmante. Yo acabo de estar hace unos meses en una comunidad entre los boras y huitotos y allí en los últimos cuatro años hubo 14 suicidios de jóvenes. Yo no puedo decir la razón, porque no he hecho una investigación a fondo, pero en algunos casos parecen estar relacionados con que terminan  su educación secundaria y no tienen oportunidades de seguir con estudios superiores; los padres no tienen los recursos para pagarles sus estudios en la ciudad, es decir una serie de problemas entre las nuevas expectativas que se crean y las posibilidades de realizarlas.
¿Y cómo califica las políticas de educación intercultural bilingüe en el país?
Bueno, se había avanzado, pero con el gobierno aprista casi se destruyó este Programa de Educación Bilingüe de AIDESEP, en Iquitos, el Formabiap, porque no se tomó en cuenta la particularidad de esos jóvenes que vienen de escuelas primarias y secundarias de mala calidad y que no daban con la nota 14. Pero eso no puede hacer que elimines todos los programas de educación bilingüe. O los preparas previamente para que puedan llegar a la nota 14 o bajas la valla. Pero no puedes aplicarle la nota 14 como a un limeño o a un arequipeño que probablemente tienen mayor nivel de educación formal. Entiendo que con este gobierno ya se eliminó la valla de la nota 14 y el Formabiap comienza a gozar nuevamente de buena salud. Entonces la cosa entre los jóvenes es complicada. Yo diría que por lo menos existen dos tendencias: los que sí están buscando alimentar su propia identidad  indígena, pero desde su propia identidad étnica, desde su propio pueblo, lo cual no niega que sigan estudios superiores;  y  hay los otros que van por otro camino que es “me voy a la ciudad, para ver qué estudio, a ver si consigo una profesión o un trabajo y me alejo lo más que puedo de mi pueblo, tratando de dejar atrás las raíces”. Y entre quienes buscan sus raíces, tienen que plantearlo en un nuevo contexto histórico, por ejemplo el de la globalización. Creo que esto es muy interesante. Toda esta cuestión de derechos indígenas, así como de los derechos humanos, son una respuesta crítica a la globalización. Así como la globalización nos quiere igualar a todos culturalmente, también hay respuestas a eso. No es que la gente sea pasiva.
Los problemas recientes relacionados a los pueblos indígenas han sido por el tema de territorio. ¿Qué tan importante es el tema de tierra y territorio?
Es absolutamente crucial porque el territorio es su vida. No solamente como sustento físico sino como sustento cultural. Esto que se dice que los indígenas tienen una relación con la naturaleza, puede sonar medio cliché, pero en verdad es así. Las diferentes especies y los árboles, los cerros y los ríos tienen seres, tienen dueños, tienen espíritus. Si alguien va a cazar tiene que agradecerle a los “dueños” de los animales por lo que le está dando. Uno no puede cazar más de cierta cantidad porque se puede enfermar, porque está yendo en contra de ciertas reglas, porque está extrayendo demasiado. Es una manera de cuidar la naturaleza para las próximas generaciones. Entonces, la relación con la naturaleza es muy importante, es parte de su sustento físico y espiritual.


Publicado originalmente en el blog CEPES RURAL

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