Obvia y paradójicamente el escribir esta columna no ayuda precisamente a desfujimorizar la agenda, pero cargaré con ese pasivo con la finalidad de reflexionar sobre el tema. No creo que se deba indultar a Fujimori, para empezar. Por varias de las razones que muchos ya han expuesto y que sería redundante explicar en estas líneas. Estoy más preocupado por la fujimorización (permítanme el verbo) de la agenda mediática y política del país, que a la larga provoca varias consecuencias. Por ejemplo, distraernos de temas realmente coyunturales y más importantes, como los conflictos sociales que se viven en el interior del país, y que han sido desplazados de la agenda política de muchas autoridades, de los medios de comunicación y de las redes sociales.