12 febrero, 2012

El manifestante del Time versus el manifestante de “La Marcha del Agua”


Detesto la hipocresía, la doble moral, el doble rasero. Y no es difícil encontrar ejemplos de cómo juzgamos de diferente manera – a veces hasta contradictoria- a hechos o situaciones que poseen una concepción similar. A situaciones tan parecidas como dos gotas de agua. Sin embargo a una la alabamos y otra le damos con palo. 

Muchos aplaudieron y elogiaron a la revista estadounidense Time, una de las publicaciones más prestigiosas del mundo, cuando designó como personaje del año 2011 a “The Protester”, es decir a aquellos que realizaron contundentes manifestaciones en diversas partes del mundo. “Desde la primavera árabe hasta Atenas, desde Occupy Wall Street hasta Moscú”. Durante aquellas publicitadas manifestaciones que se realizaron a lo largo del 2011, las redes sociales, los blogs y las conversaciones cotidianas celebraban la actitud de aquellos manifestantes, conocidos también como los “indignados”, que salían a derrocar dictadores, a protestar contra mezquinas corporaciones mundiales o simplemente a tratar de buscar un mundo mejor. 

Entonces ¿cuál es la diferencia entre aquel manifestante que reconoció la revista Time con aquel manifestante peruano que también protesta de igual manera en la Marcha Nacional del Agua? Absolutamente nada. ¿Por qué en una determinada situación muchos limeños se solidarizan con el manifestante europeo, árabe o norteamericano, pero en un suceso local muy similar, hacen totalmente lo contrario y hasta se desgañitan en criticar y condenar esta masiva expresión de protesta? ¿Qué pasa? ¿Es porque son del interior del país? ¿Será porque son manifestantes serranos y selváticos que no son tan “cool” como sus pares europeos? ¿Es que unirse a las protestas europeas es más bacán si lo haces desde tu computadora a través del Facebook, pero cuando llegan a la puerta de tu casa, a tu ciudad, te sientes invadido? ¿Se deberá al temor que inconscientemente percibes de que una Marcha como esta pueda afectar verdaderamente tus intereses económicos? 

Una de las razones que esgrimen para criticar a la Marcha Nacional del Agua, que hará su entrada en Lima el próximo jueves 9 de febrero, es que la protesta que se realiza en Perú es política. Disculpen. ¿Qué protesta en el mundo no es política? Es obvio que una manifestación de esta intensidad es la canalización de las críticas que muchas peruanas y peruanos tienen hacia la forma en la que el actual gobierno está tratando el tema del agua. A criticar que se pretenda realizar actividades extractivas en las cabeceras de cuenca y glaciares, causando graves impactos en el uso del agua. A pedir la prohibición del uso de cianuro y mercurio, que son tóxicos y envenenan los ríos. 

Deslizar la idea de que una marcha como esta tiene subalternos propósitos partidarios, porque Marco Arana y otros conocidos dirigentes se encuentran como algunos de los organizadores, es subestimar e infantilizar al resto de manifestantes. ¿Acaso son muñecos o títeres que son manipulados como niños para participar en la protesta? ¿No pueden comprender, o no cabe en sus cabezas que las organizaciones sociales no partidarias, o incluso los ciudadanos de a pie pueden tener su propia agenda política? Una incluso muy diferente a la de los movimientos políticos involucrados. Es probable que estos partidos tengan su propia agenda. Pero serán las propias organizaciones las que tomarán las respectivas decisiones en su momento. Eso no desmerece los reales y urgentes motivos de la misma protesta. 

Esta marcha se presenta como pacífica. Esperemos que no haya provocaciones de ningún lado, para no lamentar acciones de violencia que nos recuerden a las represiones gubernamentales alanistas. Y también es una marcha política. Así como lo fueron las manifestaciones de los “indignados” europeos, árabes y norteamericanos, durante el 2011. ¿Los “indignados” peruanos podrán ser profetas en su tierra y recibir el apoyo de sus paisanos de las grandes ciudades?


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